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Real Valladolid: fracaso tras fracaso.

Real Valladolid: fracaso tras fracaso.
Hace ya casi 10 años que por primera vez mi padre, mi hermano y yo nos hicimos socios del Real Valladolid, era la temporada 96/97. Aquel año, dirigido por el gran Vicente Cantatore, el Valladolid, que venía de salvarse in-extremis la temporada anterior tras una expectacular segunda vuelta que se culminó endosándole 8 goles al Oviedo en el Carlos Tartiere en la penúltima jornada y ganando al Betis en Zorrilla en la última, hizo una de las mejores temporadas de su historia clasificándose para la Copa de la UEFA, que entonces era una competición muy prestigiosa que aun no se había devaluado. Aun recuerdo el partido en el que se consiguió la gesta, tras ganar 1-0 al Hércules con el estadio abarrotado y la posterior fiesta en la Plaza Mayor. Los coches por la calle con las banderas asomando por la ventanilla, tocando el claxon...
 
Aquella temporada no sólo fue excepcional, sino que creó muchas ilusiones entre la afición ante la esperanza de que pudiera no sólo una buena temporada aislada, sino un punto de partida hacia una nueva era en la que el Valladolid dejara de ser un "equipo ascensor" y siguiera en la misma línea en las siguientes temporadas, algo así como el Deportivo, o posteriormente el Celta y el Villarreal, que han pasaron de ser equipos modestos a meterse en Europa durante varios años seguidos. al año siguiente se batió el record de abonados llegando a 18.500.
 
Al año siguiente se mantuvo a todos los principales artífices de aquel éxito a excepción de Fernando, traspasado al Betis por 750 millones, pero seguían Víctor, Peternac, César Sánchez, Marcos, Edú, Peña... además se fichó a jugadores como Chema, García Calvo y Juan Carlos Rodríguez. Aquella temporada estuvo marcada por la bochornosa destitución de Cantatore en directo por la radio nada más empezar la liga por diferencias con el vicepresidente e hijo del presidente Marcos Fernández. Para colmo, el equipo empezó la liga con 5 derrotas consecutivas y tardó mucho en salir de los puestos de descenso. No obstante, de la mano de Sergio Kresic, el equipo supo remontar el vuelo y terminar la liga cómodamente en la mitad de la tabla.
 
A partir de ahí vendrían varios años bastante teidosos, en los que el Real Valladolid terminaba siempre la liga en la mitad de la tabla, sin pasar apuros (a excepción de la temporada 2000-01 en la que se salvó en la última jornada, aunque hacía falta perder y que se diera una carambola para descender), pero sin aspirar a objetivos más ambiciosos. Quizás esas fueran las aspiraciones para un equipo de una ciudad y del presupuesto del Valladolid, pero acababa siendo bastante poco emocionante jugar las últimas jornadas como si fueran partidos amistosos, en los que daba igual ganar que perder. A partir de entonces pasaron por el Valladolid entrenadores como Gregorio Manzano, que terminó la temporada en una meritoria octava posición, Pancho Ferraro, Pepe Moré...
 
En 2001, dimitió el impresentable Marcos Fernández Fermoselle (que asumió la presidencia tras la muerte de su padre, bastante mejor gestor) y llegó el no menos impresentable Nacho Lewin, que tiró la casa por la ventana fichando a buenos jugadores, remodelando los Campos Anexos (ciudad deportiva del Valladolid) y dimitió poco después dejando al equipo en bancarrota. Fue entonces cuando llegó el actual presidente Carlos Suárez y tocó empezar a apretarse el cinturón. Desde entonces el equipo se ha nutrido de jugadores cedidos por equipos grandes, jóvenes talentos fichados de otros equipos, y muy poco de la cantera. Se pasaron dos temporadas en las que el equipo no pasó apuros en la liga, pero no se renovó a Pepe Moré y se decidió fichar a Fernando Vázquez para la fatídica temporada 2003/04.

Aquel año empezó bien, el Real Valladolid terminó la primera vuelta en novena posición liderado por el delantero Makukula. Este congoleño jugaba de único punta y se hinchó a marcar goles en la primera mitad de temporada. El Valladolid tenía como delanteros suplentes al Chino Losada, Pachón y Cardetti, que apenas jugaban, por lo que se decidió ceder a Pachón al Getafe en el mercado de invierno. La mala suerte quiso que la semana siguiene Makukula se rompiera el ligamento cruzado y dijese adiós a la temporada. Cardetti se borró del equipo por su pasotismo y su falta de compromiso, y Losada se convertiría en el delantero titular. El "Chino", durante toda la segunda vuelta, demostró que no es un jugador apto para jugar de único punta. El siguiente partido tras la lesión de "Maku" se perdió 2-3 contra el Real Madrid tras ir ganando 2-0 al descanso y gracias a un lamentable arbitraje que llevó en volandas al Madrid a la remontada. A partir de ahí empezó la debacle. El Valladolid tuvo dos rachas de cinco derrotas consecutivas cada una, se empezó a meter en zona peligrosa, entrando en puestos de descenso por primera vez en la temporada en la penúltima jornada, y ahí se terminó. El Valladolid descendió ganando 3-0 al Villarreal, pero dependiendo de terceros, y esos terceros nos fallaron. Mientras, el Getafe subía a Primera con Pachón como gran estrella.

A pesar del mazazo del descenso, se renovó la plantilla a fondo y de nuevo se crearon bastantes ilusiones. Volvió Kresic; se repescó a Víctor del Villarreal y a Mario del Barça, y se trajo a Adúriz, Hornos, Mateo... pero la temporada terminó con un nuevo fiasco. Ni Kresic, ni Marcos Alonso tras la destitución del croata supieron sacar lo que se esperaba de una plantilla calificada como la mejor de Segunda. A pesar de todo, el Real Valladolid dio a su afición una de las mayores alegrías de los últimos años. Con un equipo lleno de suplentes dio la campanada al eliminar en octavos de final de la Copa del Rey al Real Madrid con un golazo de Xavi Moré a 10 minutos del final que hizo enmudecer al Bernabeu. La temporada estuvo marcada también por el gravísimo accidente de coche que sufrió Germán Hornos en navidades, el uruguayo sufrió fracturas en el cráneo, fue operado a vida o muerte varias veces y permaneció varias semanas en coma. Posteriormente, comenzó una sorprendente recuperación y logró volver al fútbol 14 meses después, aunque con el Valladolid B.

Esta temporada, nuevo fiasco, que todavía puede ser mayúsculo teniendo en cuenta que a falta de ocho jornadas el Valladolid está a seis puntos del descenso. De nuevo, revolución en la plantilla. Casi todos coincidían de nuevo en que era la mejor plantilla de Segunda. Llegó como fichaje estrella Tote, un jugador con un talento impresionante pero que está haciendo una temporada bastante irregular
. También llegaron otros buenos jugadores que están dando un gran rendimiento como Llorente, Ramis, Capdevila o Pedro López. El Valladolid terminó la primera vuelta tercero, pero en el mercado de invierno, ante la grave situación económica, se tomó la decisión de traspasar a Adúriz, máximo goleador del equipo, al Athletic de Bilbao por tres millones de euros. El Valladolid notó mucho esta marcha, y más aun la incompetencia y la falta de compromiso de su entrenador Marcos Alonso, que fue destituído y ni siquiera tuvo la decencia de despedirse de la plantilla. La directiva puso como sustituto al entrenador del filial Alfredo Merino, artífice del ascenso del Valladolid B a 2ªB y de la gran temporada que el filial está haciendo en la división de bronce. El juego del equipo mejoró, se ganaron algunos partidos en casa con un juego brillante, y se perdió otros fuera, algunos injustamente por culpa de la mala suerte o de los arbitrajes. Con Merino Tote volvió a ser el que todos esperábamos y dio auténticos recitales, pero tras unos pocos partidos, los entrenadores rivales vieron los vídeos y lo arreglaron con un marcaje especial. Ahora el Real Valladolid está 12º, el ascenso está ya inalcanzable, a 14 puntos, y el descenso a seis, por lo que la situación está empezando a ser preocupante, máxime cuando se han encadenado tres derrotas consecutivas contra equipos bastante asequibles y el equipo no levanta cabeza.

Tras esta crónica de estos años en los que este equipo ha pasado de jugar la UEFA a pelear por no descender a 2ªB y tener una deuda de 30 millones de euros, uno se pregunta ¿Qué ha pasado?

Actualmente el club está esperando que alguien con dinero lo compre o a dar un pelotazo que le salve de la bancarrota. ¿Cómo es posible que este equipo esté en una situación económica tan grave cuando por aquí han pasado grandísimos jugadores que han sido traspasados por cientos e incluso miles de millones? Algunos de ellos han sido posteriormente han sido campeones de Europa, internacionales con algunas de las mejores selecciones del mundo o han jugado en los mejores clubes de Europa. Por el Valladolid han pasado en los últimos años jugadores como César Sánchez, Fernando Sánchez, Baraja, Benjamín, Peternac, Luis García, Heinze, Pablo García, Ricardo, Peña, Fernando Sales, Eusebio, Caminero, García Calvo, Colsa, Óscar, Fernando Fernández, Turu Flores, Makukula, Adúriz... Juntándolos a todos se podría hacer un equipo que podría plantar cara a cualquier club galáctico. ¿Qué ha pasado con el dinero de esos fichajes?

Actualmente, el mayor temor es que se eternice esta etapa en Segunda División, como les ha ocurrido al Sporting o al Tenerife, o peor aun, terminar como el Oviedo, el Mérida, el Rayo Vallecano, el Compostela, el Logroñés, la UD Las Palmas, el Extremadura...

¿Cómo es posible tener una deuda de 30 millones de euros cuando se ha vendido a jugadores por cantidades astronómicas? ¿Cómo se ha podido hacer una gestión económica tan mala? ¿Cómo es posible que en este club apenas salga gente de la cantera cuando el filial acaba de ascender a 2ªB y está haciendo una gran temporada, y el Juvenil puede ser campeón de España en las próximas semanas? ¿Por qué no renovó a entrenadores que lo hicieron bien como Cantatore, Manzano y Moré para traer a gente como Pancho Ferraro y Fernando Vázquez?.

Actualmente sólo hay 11.000 socios y se espera que para la próxima temporada este número descienda ante los contínuos fracasos del equipo. Esperemos que a la tercera vaya la vencida, y que dentro de un año vayamos en coche con las banderas asomando por la ventanilla y tocando el claxon hasta la Plaza Mayor a celebrar que el Valladolid vuelve a estar entre los grandes. Mientras tocará sufrir.

Uh uh uh uh uh

En el último año, ha surgido una nueva "moda" en los campos de fútbol que consiste en imitar el sonido de un simio cuando un jugador de raza negra tiene el balón. Todo esto surgió tras unas desafortunadas declaraciones del seleccionador nacional de fútbol Luis Aragonés.

Ayer, durante el partido Zaragoza - Barcelona, el delantero camerunés Samuel Eto’o se cansó de oír los "uh uh uh" y decidió marcharse hacia el túnel de vestuarios en el minuto 75 de partido. Afortunadamente, entre sus compañeros y el árbitro consiguieron convencerle de que siguiera jugando. Esta reacción desproporcionada del jugador barcelonista provocó las iras de gran parte del público y como era de esperar, los ruidos simiescos se multiplicaron.

¿No estamos dando demasiado protagonismo a estas estupideces y a quienes las hacen?

Desde siempre en los partidos de fútbol (y de otros deportes) el público se ha despachado agusto con los jugadores rivales, con los árbitros, e incluso con los jugadores de su propio equipo cuando lo hacen mal. De las gradas de los estadios han salido siempre todo tipo de insultos, obscenidades, blasfemias, y otras burradas sin que nadie les diera mayor importancia. Se supone que el saber acatar los silbidos e insultos del público es algo que forma parte del astronómico sueldo de futbolistas y árbitros.

Estoy convencido de que la inmensa mayoría de los descerebrados que se dedican a imitar a orangutanes en los campos de fútbol ni siquiera tienen ideas racistas, son símplemente payasos que sólo buscan ofender a los jugadores rivales para provocar reacciones ridículas e infantiles como la de Samuel Eto’o.

¿Qué ha conseguido Samuel Eto’o con esto? Los aficionados de los equipos rivales ya saben que estas tonterías le ofenden, por lo que de ahora en adelante seguro que recibe muchos más gritos racistas.

Pero no es cosa sólo de Eto’o, ahora a la Federación Española de Fútbol le ha dado por sancionar económicamente a los clubes cuando se oigan estos gritos simiescos, a los árbitros se les ha ordenado que avisen al delegado de campo para que se anuncie por megafonía al público que deje de insultar a los jugadores por el color de su piel. La UEFA ha ido más allá y ha ordenado que se paren los partidos cuando se escuchen gritos racistas y no se reanuden hasta que estos no hayan cesado.

Esta costumbre de imitar a primates ha existido siempre en los grupos ultras de extrema derecha y nunca ha pasado nada. Ha tenido que ponerse de actualidad gracias a las palabras de Luis Aragonés a Reyes y sus posteriores declaraciones para que las instituciones intervengan, y lo único que han conseguido es que esta moda se haya extendido al resto de los aficionados.

Por muchas medidas que tomen las autoridades deportivas y los clubes, no van a conseguir acabar con esta estupidez salvo que coloquen un guardia de seguridad al lado de cada espectador para vigilar lo que dice.

¿Por qué las federaciones y los clubes no se preocupan más de evitar que en casi todos los estadios, ciertos grupitos -que además reciben un vergonzoso trato de favor por parte de algunos clubes- dejen de exhibir esbásticas y banderas preconstitucionales partido tras partido y de cantar canciones fascistas? Por cierto, son precisamente estos los que empezaron la moda del "grito del mono", y estos si que son racistas, y a menudo violentos. ¿Por qué siguen dando a unos pocos descerebrados un protagonismo que no merecen?

Publicado en La Voz de Salamanca